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Informe del Banco Mundial advierte que hasta 17 millones de empleos podrían perder oportunidades si la región no acelera la adopción de una IA con enfoque humano y ético.
El reciente anuncio de 14 mil despidos en Amazon es solo la punta del iceberg en una ola de reestructuraciones que sacude al sector tecnológico global.
Así, es fácil señalar a la automatización como la villana, pero en la región, el verdadero riesgo no es la tecnología, sino la falta de preparación para integrarla.
Mientras 2025 marca el fin de la experimentación con IA generativa para dar paso a la exigencia de resultados concretos, una brecha crítica se hace evidente.
En este sentido, no se trata de tener más algoritmos, sino de saber qué hacer con ellos.
El gran desafío: Más allá de la herramienta
El entusiasmo por la inteligencia artificial es palpable.
Un estudio de McKinsey revela que el 91 % de los empleados que ya utilizan IA generativa perciben un impacto positivo en su creatividad y pensamiento crítico.
Sin embargo, aquí yace la paradoja: solo el 13 % de sus compañías ha logrado escalar esta tecnología a múltiples casos de uso.
Este dato es crucial. Demuestra que el cuello de botella no está en el software, sino en la estrategia de adopción y, fundamentalmente, en el desarrollo del talento humano que debe gestionarla.
La transformación digital no fracasa por falta de código, sino por falta de visión y capacitación.


Caso de éxito: IA con enfoque humano que optimiza el talento
TIMIA ha logrado lo que parece una anomalía en el volátil sector tech: crecer hasta un equipo de casi cien profesionales, manteniendo una tasa de rotación mínima.
¿Su secreto? Utilizan su propia solución de IA para blindar su activo más valioso: su gente.
La compañía aplica modelos de análisis semántico y aprendizaje automático para hacer más eficientes sus procesos de Recursos Humanos.
El sistema analiza hojas de vida, identifica perfiles con alto potencial y, crucialmente, ayuda a reducir los sesgos inconscientes en las decisiones de contratación.
Pero esto no significa que un robot esté contratando.
Daniela Tovar, HR Manager en TIMIA, lo explica con claridad: El objetivo principal del proyecto es automatizar y optimizar las etapas iniciales del proceso de selección.
Al filtrar candidatos según criterios técnicos, experiencia y palabras clave, la tecnología permite al equipo de RR.HH. enfocar sus esfuerzos en las fases estratégicas y humanas del proceso, como la evaluación de competencias, experiencias, expectativas del candidato y la toma de decisiones.
En resumen, la IA gestiona el volumen para que los humanos puedan dedicarse a la calidad del juicio.
Invertir en personas, no solo en plataformas
TIMIA ha implementado robustos programas internos de formación continua centrados en el pensamiento crítico, la ética digital y la aplicación práctica de la IA en el día a día.
Esta inversión va más allá de mejorar la productividad; fortalece la cohesión y el sentido de propósito del equipo.
Invertir en el talento local para convertirlo en motor de innovación responsable no es solo una decisión empresarial, afirma Tovar.
Es una forma de redefinir el papel de América Latina en la economía digital, poniendo el foco en las personas más que en la tecnología.
El recurso más valioso en la era de la IA
En la actual ola de despidos no es necesariamente el fin de una era, sino una reconfiguración dolorosa hacia la eficiencia.
Si América Latina logra superar el miedo a la automatización y apuesta decididamente por la formación de su gente, no solo reducirá el impacto de la pérdida de empleos.
Podrá, de hecho, posicionarse como un referente global en el desarrollo de una inteligencia artificial ética, inclusiva y con un sello de innovación profundamente humano.















