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El segundo informe anual de preparación de Kyndryl, que encuesta a 3.700 líderes senior de 21 países, diagnosticó una creciente «brecha de preparación».
A pesar del optimismo y la inversión actual, la verdadera preparación para la IA sigue siendo una asignatura pendiente, frenada por barreras fundamentales en tecnología y, sobre todo, en talento.
La gran paradoja: Más inversión, misma parálisis experimental
Los datos del informe dibujan un panorama de «impulso y reflexión». El retorno de inversión en IA es tangible, con un aumento de 12 puntos en las empresas que ven beneficios (54 % este año).
Sin embargo, este éxito temprano parece ser un espejismo que oculta un problema de fondo.
A pesar de que un abrumador 90 % de las organizaciones cree tener las herramientas y procesos para «escalar la innovación», la realidad es que el 62 % de los proyectos de IA no han logrado superar la etapa piloto.
¿Por qué esta desconexión? La respuesta no está en la falta de voluntad, sino en cimientos débiles.
Más de la mitad de los encuestados admiten estar limitados por su infraestructura, y menos de un tercio afirma que sus empleados están realmente listos para la IA.
Cuando la infraestructura tecnológica no soporta la ambición
El informe de Kyndryl pone el dedo en la llaga de la infraestructura tecnológica. El entusiasmo por la nube ha chocado con la realidad de la gestión de datos.
En este sentido, un asombroso 70 % de los directores ejecutivos admite que su configuración actual de nube surgió «por accidente en lugar de por diseño».
La infraestructura improvisada ahora enfrenta una tormenta perfecta.
Las crecientes presiones geopolíticas y un panorama regulatorio cada vez más fragmentado están forzando a las empresas a reevaluarlo todo:
- Tres de cada cuatro líderes (75 %) expresan preocupación por los riesgos geopolíticos asociados al almacenamiento de datos en nubes globales.
- El 65 % ya ha ajustado sus estrategias de nube, optando por la repatriación de datos, reevaluando proveedores o migrando a modelos de nube privada.
En este contexto, la ciberseguridad se ha convertido en el principal caso de uso para la IA.
Y así las cosas, las empresas intentan usar la nueva tecnología para proteger una infraestructura que, admiten, es vulnerable y accidental.


La verdadera barrera de la preparación para la IA: El talento
Incluso si la infraestructura fuera perfecta, el informe identifica a la cultura y al talento como la «próxima frontera de preparación». Aquí, la brecha es aún más alarmante.
Casi 9 de cada 10 líderes (87 %) afirman que la IA transformará «completamente» los trabajos en sus organizaciones en los próximos 12 meses.
Sin embargo, solo el 29 % siente que su fuerza laboral está lista para aprovechar esa tecnología con éxito. Esta brecha de talento en IA no es solo técnica; es cultural.
Casi la mitad de los directores ejecutivos informan que sus propias organizaciones frenan la innovación (48 %) y toman decisiones con demasiada lentitud (45 %).
El problema no es solo la falta de habilidades (que es grave), sino la resistencia organizacional al cambio.
Pacesetters: Qué hacen diferente las empresas que sí avanzan
El informe no solo diagnostica el problema, sino que también identifica a los «Pacesetters» (*), las organizaciones que están superando estas barreras.
¿Su secreto? No solo invierten en innovación; priorizan de manera única la cultura, la mejora de las habilidades (upskilling) y la alineación del liderazgo.
Los resultados de este enfoque integral son claros. En comparación con las organizaciones rezagadas, los «Pacesetters» son:
- 32 puntos menos propensos a citar su infraestructura tecnológica como una barrera.
- 30 puntos más propensos a afirmar que su nube puede adaptarse a las nuevas regulaciones.
- 20 puntos menos propensos a haber sufrido una interrupción relacionada con la ciberseguridad en el último año.
El informe de Kyndryl 2025 no es un balde de agua fría
La era de la IA no la ganarán quienes más gasten en herramientas, sino quienes inviertan de forma más inteligente en sus cimientos.
La adopción de IA exitosa demuestra ser menos sobre software y más sobre la sinergia entre una infraestructura tecnológica robusta y un equipo humano capacitado y alineado.
Así, la verdadera innovación, como siempre, no se compra en una caja; se construye desde adentro.
(*) «Pacesetters» se refiere a personas, empresas o programas que lideran e inspiran en un campo determinado.















