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A medida que la IA conquista nuevas áreas, su impacto energético crece exponencialmente.
Esto podría desencadenar una crisis energética en el sector tecnológico, luchando por los recursos al igual que ahora se lucha por los datos.
El auge de la IA nos ha tomado desprevenidos
Su rápido crecimiento, desde las herramientas más sofisticadas hasta los productos más cotidianos, muestra que aún no hemos notado la demanda energética que requiere.
Los expertos advierten que, eventualmente, las necesidades de la IA podrían rivalizar con las de países enteros.
Y esto debido a que una sola interacción LLM consumiría tanta energía como dejar una bombilla encendida durante una hora.
El creciente apetito de la IA
Algunas compañías lograron predecir esta situación con antelación y han tomado las precauciones necesarias para asegurar que sus operaciones no se vean interrumpidas.
Ese es el caso de Amazon, AWS compró recientemente un centro de datos de 960 megavatios por 650 millones de dólares.
Este se alimenta de una central nuclear de 2,5 gigavatios, y hay planes para ampliar aún más las operaciones.
Esto indica la intención de la empresa por asegurar recursos energéticos masivos para futuras operaciones de la IA.
Aunque la energía nuclear se considera una energía limpia, sigue siendo insuficiente para cubrir estas necesidades.
El impacto energético solo para entrenar a los LLM se ha multiplicado por 300.000 en seis años.
Y el entrenamiento de un modelo de IA genera emisiones de carbono equivalentes a las de cinco autos en toda su vida.
En perspectiva, la cantidad de energía necesaria para entrenar un modelo de IA de alto nivel podría alimentar un hogar americano promedio durante varios años
Infortunadamente, el consumo de energía no ha sido sólo un repunte reciente, sino que ha aumentado constantemente.
Impacto energético: Los estudios que siguen al desarrollo de la IA
En las últimas décadas, cada vez que se alcanza un nuevo nivel de sofisticación -ya sea dominar juegos complejos, traducir idiomas sin fallos o generar imágenes realistas-, la energía necesaria para entrenar estos modelos se dispara exponencialmente.
La crisis energética que rodea a la IA no finaliza en el entrenamiento. El propio acto de utilizar sistemas de IA, conlleva importantes costes energéticos.
Pensemos en los chatbots u otras herramientas de IA que mantienen conversaciones en tiempo real.
Actualmente, las empresas están presionando para que los chatbots se conecten en todos los lugares posibles, incluso cuando podría no ser la opción más inteligente.
Estas interacciones requieren un hardware potente que ejecute constantemente los modelos, lo que supone un gasto continuo de energía.
Muchos de nosotros confiamos en la IA a través de servicios en la nube, accediendo a potentes modelos desde nuestros teléfonos o computadores.
Esta facilidad de acceso a menudo oculta el verdadero impacto energético.
Aunque no vemos los gigantescos centros de datos ni las facturas de energía, la responsabilidad no desaparece.
Los proveedores de la nube deben asumir ese enorme gasto. El problema no se ha resuelto, simplemente se ha ocultado.
Tras bastidores se esconden centros de datos con potentes servidores que funcionan entrenando y ejecutando modelos de inteligencia artificial.
No sólo consumen energía, sino que generan enormes cantidades de calor.
Los sistemas de refrigeración, a su vez grandes consumidores de energía, son necesarios, aumentando aún más el gasto.
Otros datos que lo corroboran
Según la Agencia Internacional de la Energía, los data center son responsables de alrededor del 1 % de todas las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) producidas en el mundo.
Cifra que ha crecido desde el año 2000 y podría consumir hasta el 8 % de la energía mundial en 2030.
Greenwash impulsado por la IA
Las organizaciones promocionan con orgullo sus iniciativas ecológicas, como inversiones en energía solar, compromisos de neutralidad de carbono y visiones de un futuro sostenible.
Sin embargo, la ambición de una IA cada vez más potente choca directamente con estos objetivos.
El voraz apetito energético de la IA afecta los esfuerzos actuales para combatir el calentamiento global y el cambio climático.
Las consecuencias podrían ser graves
Si la energía se vuelve cada vez más escasa debido al desarrollo insostenible de la IA, el lujo de estar siempre conectado podría desaparecer.
Incluso los servicios básicos de Internet o los aparatos domésticos inteligentes podrían dejar de ser fiables o resultar demasiado caros para muchos.
Esto debido a que las empresas tecnológicas luchan por compensar los costos de funcionamiento de los modelos de IA.
Los marcos de ciberseguridad que actualmente se benefician de la IA y el aprendizaje automático podrían verse afectados.
Las tareas que requieren muchos recursos, como la detección de amenazas en tiempo real o la prevención de brechas mediante IA, podrían dejar de ser prácticas debido a las limitaciones energéticas.
Esto podría dejar a nuestro mundo interconectado, vulnerable a brechas y ciber-ataques.
Hay esperanza
Los investigadores están explorando algoritmos sostenibles, y estrategias para optimizar la creación de modelos de IA.
Además, es crucial una mayor transparencia sobre el costo energético de los proyectos de IA.
Cuando la huella del desarrollo de la IA esté clara, podremos sopesar los beneficios de forma más responsable.
Por el momento, a medida que la IA siga integrándose en nuestras vidas, los derroches de energía seguirán aumentando.
¿Es el precio que estamos dispuestos a pagar? Al ritmo de nuestro progreso y la mentalidad de «hacer ahora, pensar después». ¿Qué opinas? Déjanos tu comentario.
Autora: Samudhra Sendhil- Enterprise Analyst, ManageEngine (en la foto principal).