De esta manera descubrimos que el hombre desea anticiparse a los acontecimientos y facilitar la vida artificial, que conllevan a la modernidad, en un campo exponencialmente inimaginable y fascinante. Que hoy ya no es una historia de la Ciencia Ficción.
La robótica por ejemplo, es uno de los términos que nos relaciona con la Inteligencia Artificial, y desde que el escritor checo Karel Capek lo bautizó para referirse a las maquinas programables que realizarían tareas repetitivas, la robótica ha traspasado fronteras al construir robots con forma humanoide capaces de mostrar emociones humanas y más aún, representar el símil neurobiológico o de simulación de su homologo real, en los circuitos neuronales del cerebro humano (Lahoz-Beltrá, 2004).
Lo bueno y lo malo
De otro lado, el físico Stephen Hawking calificó a la inteligencia artificial como el peor error de la humanidad por no tener en cuenta las consecuencias y las implicaciones, que el científico calificaría como inicios para la extinción del ser humano (Sayyed, M. & Elaheh, S. 2015).
Hasta ahora nadie puede predecir que el crecimiento de la Inteligencia Artificial se salga de las manos, tal vez sea una exageración la deshumanización del hombre, incluso, las implicaciones éticas el hecho de convertirse en superhumanos o ciborgs.
Sin embargo, cuando en 1966 Joseph Weizenbaun, ingeniero del MIT, creó ELIZA, que era un “chatbot”, un robot de conversación que simulaba ser un psicoterapeuta, se sorprendió, cuando las personas olvidaban que interactuaban con un computador y que contaban sus secretos, miedos e intimidades como si fuera un psicólogo de verdad. Este suceso lo convirtió en un ferviente detractor de la Inteligencia Artificial.
En síntesis, una máquina por perfecta que sea, jamás tendrá sentimientos reales, ética, ideales, ni empatía por las personas de forma independiente, solo obedece a una programación previa, muy depurada y hasta automática, pero finalmente, programación.
Al fin y al cabo, podría pasar que la tecnología también tomará un rumbo diferente o quizás nuevos modelos de comprensión surgieran en paralelo, al futuro del ser humano, ¡amanecerá y veremos!
Referencias
Lahoz-Beltrá, R. (2004) Bioinformática, Simulación, vida Artificial e inteligencia artificial. EdicionesDíaz de Santos S.A. Madrid.
Redes, 2008. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=29E8of-c_e8
Sayyed, M. & Elaheh, S. (2015). Faculty of Modern Languages and Communication Universiti Putra Malaysia. Singularity and intelligence explosión. Recuperado de http://www.scipress.com/ILSHS.50.82