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Un reciente análisis sobre la regulación de la Inteligencia Artificial en Latinoamérica, afirma que los expertos llaman «tecnopánico», cuando se priorizan más las prohibiciones que el desarrollo estratégico.
La consultora Niubox ha puesto sobre la mesa la segunda edición de su informe “Desafíos Regulatorios de la IA en Latam”, y las cifras son interesantes. Por ejemplo:
Entre enero de 2021 y septiembre de 2025, se han presentado 193 iniciativas legislativas en 13 países de la región.
Pero, ¿estamos construyendo puentes hacia el futuro o muros que nos aíslan de la competitividad global?
El mapa legislativo: Argentina y México a la cabeza
El interés político por la tecnología no es uniforme en el continente. El informe destaca una concentración masiva de proyectos en dos gigantes regionales: Argentina, con 49 iniciativas, y México, con 48.
Juntos, estos dos países representan casi la mitad de toda la actividad legislativa de la región.
En un segundo escalón encontramos a Perú (34 proyectos), que se perfila como uno de los actores más dinámicos en la aprobación de nuevos marcos normativos, seguido por Brasil (21).
Por su parte, Colombia, ocupa el sexto lugar con 13 proyectos, una cifra que, aunque modesta, refleja un debate vivo.
Lo curioso de este «boom» legislativo es la brecha entre la intención y la realidad: aunque el volumen de propuestas es alto, el avance es lento.
El 62,20 % de los proyectos sigue en trámite y apenas un 4,70 % se ha convertido en ley. Esto sugiere que nuestros legisladores se debaten entre la urgencia de regular y la necesidad de comprender verdaderamente el alcance de estas herramientas.
Regulación de la Inteligencia Artificial en Latinoamérica: ¿Miedo o estrategia?
Aquí reside el hallazgo más crítico del informe: la agenda regional está impulsada más por el temor al riesgo que por una apuesta decidida hacia la innovación tecnológica.
Las cifras no mienten:
- El 59,1 % de las iniciativas (114 proyectos) están diseñadas para establecer controles, obligaciones y restricciones.
- Mientras que el 26,4 % (51 proyectos) tiene como objetivo el fomento, la investigación y el desarrollo de la tecnología.
Oscar Montezuma, CEO & Founder de Niubox, advierte sobre este fenómeno:
Para que la IA sea un motor de desarrollo, es fundamental superar el tecnopánico regulatorio.
Si no corregimos esta visión restrictiva, difícilmente podremos desplegar el potencial de la tecnología para impulsar el crecimiento económico y la inclusión social.
Gran parte de estas propuestas intentan «copiar y pegar» el modelo europeo (EU AI Act).
Si bien es un referente de seguridad, adoptar estándares diseñados para economías maduras puede imponer cargas burocráticas insostenibles para nuestras Pymes y startups, frenando la adopción y ampliando la brecha digital con el primer mundo.
El caso Colombia: Un debate en busca de norte
Al hacer zoom sobre la situación local, el informe describe el escenario colombiano como un debate disperso.
Las iniciativas actuales oscilan entre la creación de nuevos tipos penales (delitos cometidos con IA) y propuestas de regulación general inspiradas en modelos foráneos.
Daniel Valencia, Country Manager de Niubox para Colombia, ofrece una lectura lúcida sobre el contexto nacional: aunque el país dio pasos firmes con el CONPES 3975 de 2019, sentando las bases de la política de transformación digital, las iniciativas legislativas recientes carecen de una brújula clara.
El reto ahora es construir una regulación propia que no copie ciegamente estándares internacionales, sino que impulse la innovación mientras protege los derechos humanos, señala Valencia.
La meta debe ser convertir a Colombia en un mercado atractivo regulatoria y tecnológicamente, no en un laberinto legal que ahuyente la inversión en el desarrollo de IA.
Hacia una adopción responsable y competitiva
El mensaje final para el ecosistema de emprendimiento y tecnología es claro: no necesitamos más leyes, necesitamos mejores leyes.
La prioridad legislativa no debería centrarse únicamente en cerrar vacíos legales o adaptar el derecho penal, sino en fomentar las habilidades digitales y la infraestructura necesaria para que la región no sea solo consumidora, sino creadora de tecnología.
El éxito de la gobernanza de la IA no se medirá por el grosor de los códigos legales aprobados, sino por resultados tangibles:
- Mitigación real de riesgos
- Protección efectiva de datos (alineada con normas ya existentes) y, sobre todo,
- La capacidad de estas normas para permitir que la tecnología mejore la calidad de vida de los ciudadanos.
Latinoamérica tiene el talento y la creatividad para ser protagonista en la era de la inteligencia artificial. La pregunta es si nuestros marcos legales serán la catapulta que necesitamos o el ancla que nos detenga.


Aportes de Daniel Valencia, Country manager de Niubox Colombia
Y para cerrar, hablamos sobre dos puntos clave clave:
ITenLINEA: ¿Cuál será el panorama para 2026 sobre la regulación que debería tener la Inteligencia Artificial?
Daniel Valencia: Lo que encontramos en el Informe de Niubox, tras analizar más de 200 iniciativas en 13 países, es que la región avanza, sí, pero lo hace de manera fragmentada y, en muchos casos, desde un enfoque excesivamente restrictivo.
Lo que deberíamos tener en 2026 es un marco regulatorio equilibrado, que proteja derechos pero que también permita desarrollar talento, infraestructura e innovación local.
Sin embargo, lo que probablemente veremos es otra cosa: varios países intentando aprobar marcos muy parecidos al europeo -como Chile, Brasil, Colombia o Ecuador- aunque todavía no cuentan con la capacidad institucional para implementarlos.
También veremos algunos países consolidando modelos habilitadores, como El Salvador o Uruguay, que están apostando por atraer inversión y construir capacidades antes que copiar regulaciones externas.
Así que 2026 será un año de definiciones, pero más en el plano político que en el operativo.
La región seguirá legislando, pero el desafío real no será producir leyes nuevas, sino que estas leyes respondan a realidades latinoamericanas y no a un mimetismo regulatorio que sabemos que no funciona.
ITenLINEA: ¿Qué tan cerca estamos de tener una regulación sana que permita que la IA siga creciendo dentro de un marco legal adecuado?
Daniel Valencia: Hoy todavía estamos lejos de ese punto. Una regulación “sana” implica equilibrio: proteger derechos humanos, evitar sesgos, garantizar transparencia, pero sin frenar la innovación ni encarecer el cumplimiento al punto de excluir a startups, pymes o desarrolladores locales. Eso es lo que deberíamos buscar.
Lo que muestra el informe es que el 59 % de los proyectos en América Latina son de control: penalización, sanciones, obligaciones ex ante, clasificación de riesgos inspirada en el AI Act europeo. Es decir, regulamos desde el temor y no desde la oportunidad.
Y el otro gran problema es estructural: muchos países no tienen aún capacidad institucional suficiente para hacer cumplir los marcos que están discutiendo.
Entonces, por más normas sofisticadas que existan en el papel, si no hay talento, presupuesto ni gobernanza, esas normas terminan siendo simbólicas.
Estamos avanzando, sí. Muchos países ya tienen estrategias, proyectos de ley y propuestas técnicas.
Pero no estamos tan cerca como deberíamos de tener una regulación equilibrada.
Para llegar ahí necesitamos justamente lo que el informe subraya: coordinar, fortalecer institucionalidad y dejar de copiar modelos ajenos que no siempre encajan con nuestra realidad.
La buena noticia es que la región ya identificó ese camino. Falta terminar de recorrerlo.















